jueves, 30 de junio de 2011

somos héroes del asfalto intentando volar



Lo importante es que sepas hacerte una trenza en el pelo los días grises, cuándo la cama es el mejor refugio. Hay que prepararse un café poco cargado, sentarse a mirar por la ventana, con un pucho en la mano, y poner música tranquila, pero de esa que levanta. Después llega el momento de imaginar, enfrentarte a la soledad de un folio en blanco, de olvidar todo lo que te marchita. Cierro los ojos y recuerdo las luces del centro, deshaciéndose como si fueran una acuarela. Recuerdo acostarme en un muro a repasar las estrellas, contándolas por si alguna se había escapado del universo. Recuerdo el murmullo de la ciudad mientras caminaba en soledad, en una soledad que arañaba por dentro. Las baldosas de un portal frío, muy frío, helado. Recuerdo el viento moviendo las cortinas con violencia, el olor a flores entrando por la ventana y yo queriendo que me nacieran pecas. Ahora sólo deseo amanecer en una ciudad distinta, verde, o azul, pero de color intenso. Renacer entre el tráfico de lo desconocido y dejarme llevar de ruta en ruta hacia el mar.