miércoles, 24 de enero de 2018

embellece



Estás despertando de un sueño que duró mucho, en donde el inconsciente trabajó demasiado. Vos te hiciste elx terapeuta pero te diste cuenta de que con mucho análisis giraste bastante en el mismo lugar. Estabas viviendo muchas situaciones creyendo que la piloteabas como unx championx, pero es parte del trance de esta larga aventura que llamás aprendizaje. ¿Quién te dice que ahora sabés qué hacer? Sabés más que ayer, eso sí. Y con el fuego, que te encandilaba y al que el entregabas la vida, tenés cuidado.  Medís un poquito las manos y ya no metés todo el cuerpo en la hornalla. Te quemás, pero no tanto. Te cansás de quemarte, te alejás y te enfriás demasiado, y eso tampoco te sirve.  Vas probando diferentes nivelaciones y acercamientos para armonizar la temperatura de las yemas de tus dedos con el calor. Ahí está la felicidad según la ciencia rusa, posta.
Aprendés a vivir con eso, con ese pedacito de piel rugosa que te recuerda que por más que la llama brille con intensidad no podés agarrar y moldearla. Sí podes contemplarla, podés usarla, podés llevar la imagen al centro de tu pecho para encenderla y así comprender que no necesitás colgarla como medalla de guerra en tus remeras.
Estás despertando, no hay alboroto alrededor, saliste del huevo cual apocalipsis zombie y ahora sí podes ayudar alx que está tiradx,  porque el fueguito está fuerte y adentro tuyo, y tiene muchas mechas para-prender.





martes, 23 de enero de 2018

desafíos de cada día


Revisa la actividad ahora. ¿En qué estás pensando? Te hemos traído un recuerdo porque nos importas. Está segurx que desea eliminar? Usa el filtro que mejor te tape. Hace 3 minutos. Notamos que has dejado de seguir a alguien, quédate tranquilo que no le vamos a contar. Parece que va a hacer mucho calor en tu ciudad. Lluvia de estrellas en Pakistán. Feliz año nuevo! Un día como hoy te hiciste amigx de doscientas personas. Hey, hace tiempo que no publicás nada. Te gusta más el dulce de leche o la chocolatada? Elije quién te puede ver conectado en el chat. Completa tu perfil. Queremos conocerte más.

sábado, 6 de enero de 2018

especie de manifiesto



Hay una herida. Una herida que nunca cicatriza y que quizás compartimos. Duele como injusticia, tiene el color de la incomprensión. ¿Se abre un poquito más cuando nos negamos a mirar a los ojos? ¿Esperamos algún antídoto? El dolor afloja cuando nos damos cuenta que nos acompañamos.  Y si aparece ese dedo acusador que nos toca justo ahí y nos sigue haciendo mal, la herida se hace más grande. Y también somos la indiferencia cuando comemos, cuando caminamos del trabajo a la casa y de la casa a otras actividades mientras a uno de nosotros lo ahogan por un pueblo y a otro le disparan por la espalda, mientras los trendin topic de las redes sociales son reclamos que quedan en la nada y que tristemente también desaparecen. Como desaparecemos nosotras creyendo ingenuamente que la revolución es virtual y no intentamos al menos la rebeldía personal, poniendo a prueba nuestra valentía, enfrentando nuestros miedos con el sello de la belleza y la unión que nos caracteriza.
Se agranda, la herida se agranda. Con cada estereotipo: loco, triste, fea, linda, feliz. ¿Es que hay alguien que pueda entender cómo nos sentimos? A pesar de que nos destruimos, nos asustamos, nos juzgamos, también aprendemos y mantenemos encendida la llama de la conciencia. Seguimos buscando algún remedio para sanar. Lo intuimos cerca. ¿En los pequeños gestos? ¿En las buenas intenciones? ¿En lo que nos enseñan las experiencias?

Nos preguntamos y alimentamos ese amor que surge de las plantas en las grietas de las paredes que entre el cemento y sin tierra aprenden a florecer.